domingo, 6 de septiembre de 2009

Parkour: Mi historia.

Entreno desde el 1ero de Diciembre del 2007. Quizás eso es una de esas cosas de las que me acuerdo una y otra vez, cada vez que comienzo a entrenar. Y me repito a mi mismo: "uf! ya llevas un rato en esto y lo sigues disfrutando como si fuera la primera vez, incluso más". La idea de escribir un post como este no es para contarles anécdotas de entrenamiento como en otros posts que ya he hecho. Ni mucho menos con la intención de persuadir a otros a que entrenen. Sino con el fin de contarles mi historia.

Desde el primer día que entrené, recordé mucho los antiguos entrenamiento de Muay Thai, Grappling, Kali-Esgrima, Jiu-jitsu y Jun Fan Jeet Kune Do. Y todo eso lo recordé gracias a una cosa: la disciplina.

Creo que desde que recuerdo, siempre he hecho toda actividad física pensando en ser el mejor para mí mismo. Creo que detesto mostrarle a la gente algo para que piense que soy lucido o para que puedo hacer cosas que otros no. Y es que la verdad en su gran mayoría de veces, cuando le platicas a la gente algo padre que te encuentras realizando, suele pensar que estás presumiéndole lo que haces. Cuando más bien la idea es ofrecerles una oportunidad: crecer personalmente y ser mejores.

Yo empecé como la gran mayoría de ustedes. Me levanté del diván un día, y dije, hagamos Parkour. ¿Por qué? - por invitación de mi hermano Lalo. Al cual, creo que jamás terminaré de darle las gracias por invitarme no sólo a una actividad física: sino a todo un nuevo modo de vida. Y así como me levanté ese día, y llegué, noté que había un montón de gente en el lugar (parque Naucalli con Monos Urbanos), y realmente me sentí intimidado. Y básicamente porque creo que me vería un poco torpe saltando por ahí (en ese momento, se me hizo un poco ridículo saltar bardas y subir paredes). No obstante, la simple idea, a pesar de mostrarse absurda, fue una cosa completamente diferente cuando subí la primera pared. A lo cual me entró la gran pregunta "¿cielos, realmente subí esa pared?" - parecía una cosa de otro mundo. De repente una simple pared, una fuente y una banquita, se convirtieron en un campo de juego. Un fin meramente lúdico con el que podía entretenerme durante horas y horas, simplemente moviéndome - sólo que faltaba una cosa - ser fuerte.

Conforme pasaron los meses, me fui sintiendo mejor conmigo mismo, noté que no sólo me hacía más fuerte, sino mi actitud ante la vida y lo que hacía cambiaba. Tenía una mejor actitud hacia todo y al parecer los retos comenzaron a desaparecer, sólo había oportunidades. Comencé a informarme cada vez más sobre como entrenar y ser más fuerte. Qué se debe y qué no se debe hacer. Mucha información sobre acondicionamiento físico y formas de entrenar. De repente me di cuenta que ya no era la misma persona de meses anteriores: ya era un deportista, alguien en quién jamás pensé que podría convertirme.

Después de eso, a escasos 10 meses de entrenar dejé de ir con Monos Urbanos. No por tener algo en contra de ellos o su entrenamiento. Simplemente quería exigirme más, y la forma correcta de hacerlo era a través de mí mismo. Comencé a entrenar sólo, y también junto con Traceur Project de repente. Comencé a conocer más mi cuerpo y fortalecer mis debilidades una a una. Principalmente los tobillos, mismos que son el talón de aquiles de mi cuerpo. Comencé por demandarles más después de una completa recuperación de las lesiones que tuve. Los fortalecí más que cualquier otra cosa y me enfoqué a que controlaran mi cuerpo (en precisiones, saltos de brazo, wall runs y equilibrio). Y gracias a eso, ya son más de 8 meses sin lastimarme.

El día de hoy me encuentro dando clases los fines de semana, los domingos. Y me he dado cuenta que ya puedo enfocar un entrenamiento para una determinada función corporal. Y exigirle a las personas que sean más fuertes, así como compartirles ideas de lo que es el Parkour para mí: ayudar a la gente. Y es que Ser fuerte para ser útil, no es únicamente para sacar a una persona de un edificio en llamas. Sino para mostrarte fuerte mentalmente ante él. Y que vea que tú puedes y que él también, hacerlo sentir con mucho confianza ante sí mismo y en algunos casos, hacer que recupere la confianza en sí mismo. Que se convierta en una persona con formas de vida más sana: tener buena alimentación, entrenar adecuadamente, no excederse y de preferencia evitar vicios.

Aunque sienta que artículos como éste, suenan a libros de autosuperación de Miguel Ángel Cornejo, creo que no está de más compartirlo ante todos para contarles un poco lo que representa éste tipo de modus vivendi. La gran opción de ser más fuerte para uno mismo, no es otra cosa que una plena libertad personal. Una increible posibilidad de olvidarse de algo como la autonegación y la mediocridad, una forma de crecer y en el camino hacer que otros crezcan junto contigo. Así como sentirme tranquilo que no hay que demostrarle a nadie nada, ni ser mejor que algún otro - ser mejor para uno mismo y para con los demás.